Vivimos hiperconectados en un mundo donde lo real y lo digital se confunden y para los que han nacido después del año 2000, (llamados generación Z) esto no es una opción. Contar los likes de Instagram o subir algo al Instastories a la vez que se está viviendo es una realidad. Para mí, como misionera en Corea, un país altamente desarrollado y que produce nuevos modelos de móviles casi cada mes, la misión en la red ha pasado a ser una parte de mi propia misión.