El próximo 11 de noviembre, a las 11:00 horas, 60 víctimas de la persecución religiosa del siglo XX –sacerdotes, consagrados y laicos de la Familia Vicenciana nacidos en diversos lugares de España– serán reconocidas en la Iglesia como mártires de Cristo y beatificadas en el Palacio de Vistalegre de Madrid por el cardenal Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.
La Familia Vicenciana ha preparado varias actividades para esos días, entre las que figuran una vigilia de oración el día 10 en la basílica de La Milagrosa; representaciones de los musicales Sandalias de viento y El primer paso; proyecciones de la película Red de Libertad; una comida de confraternización el mismo día 11, y una Misa de acción de gracias el día 12 en la catedral de Santa María la Real de la Almudena, presidida por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro.
Mártires de Madrid, pero también de Cataluña, Valencia y Murcia
Los nuevos mártires son 40 misioneros paúles –24 sacerdotes y 16 hermanos–, dos hijas de la Caridad, 13 laicos de las asociaciones vicencianas y cinco sacerdotes diocesanos de Murcia, asesores de esas asociaciones.
La mayoría de ellos (39) recibieron la palma del martirio en Madrid, mientras que un buen grupo estaba vinculado a la basílica de La Milagrosa: 14 misioneros y seis laicos del barrio de Chamberí, padres de familia, que eran miembros de la Asociación Caballeros de la Virgen Milagrosa. Otros diez misioneros eran de la Casa Misión de Atocha; seis pertenecían a la Casa Noviciado de Hortaleza; tres a la Casa Misión de Valdemoro y uno a la pequeña comunidad de la calle Fernández de la Hoz.
Los otros 21 dieron su testimonio en Cataluña, Valencia y Murcia. Mártires en Barcelona fueron tres misioneros paúles y dos hijas de la Caridad; otro misionero paúl fue asesinado en Gerona; en Valencia, dos misioneros paúles y un joven hijo de María; en Murcia, un misionero paúl, cinco sacerdotes diocesanos y seis laicos hijos de María de la Medalla Milagrosa.
En palabras del cardenal Osoro, «este grupo de mártires tenía como arma solo el amor de nuestro Señor Jesucristo, y la utilizaron hasta entregar su vida». «La cruz es la imagen más bella que podemos tener para recomponer la convivencia entre los hombres. Estos mártires lo hicieron así y damos gracias a Dios por ellos», agregó en un desayuno con prensa antes de verano.
Consulte aquí la biografía de cada uno de ellos.
Tomado de Archimadrid