Una exposición del artista coreano Kim En Joong inaugura este jueves O_LUMEN. El antiguo convento de Santo Domingo el Real de Madrid se reconvierte para ofrecer un espacio de diálogo entre la Iglesia y el arte contemporáneo.
La primera vocación de Kim En Joong fue la belleza. En 1959, con 19 años, ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Seúl. Ocho años después, este joven de familia de tradición budista tomó la segunda decisión que marcó su vida: bautizarse. Con la fe recién estrenada, el interés por el impresionismo, el cubismo y el arte abstracto le llevó a Europa. Poco a poco, comenzó a sentirse cada vez más atraído hacia Cristo, la «Luz que viene a este mundo». En Friburgo (Suiza) conoció a los dominicos, y terminó ingresando en la congregación. Desde entonces, desarrolla el carisma dominico a través del arte y la belleza en el convento de la Anunciación de París. Goza de prestigio internacional, y se le conoce como el artista de la luz.
Un mundo «desconcertante»
El dominico Javier Carballo presenta así al artista elegido para estrenar O_LUMEN, el espacio de encuentro con el mundo del arte que la Orden de Predicadores inaugura este jueves en lo que era la iglesia del antiguo convento de Santo Domingo el Real, de Madrid. El proyecto –explica su director– nace con el objetivo de «renovar la simbiosis entre la fe cristiana y las artes. Esta ha sido muy rica y fecunda en la historia, pero con las artes contemporáneas es un desafío pendiente. Pablo VI, en su famoso discurso a los artistas, ya decía que en el siglo XX la Iglesia y los creadores se habían vuelto la espalda».
Varias iniciativas en los últimos años han tratado de tender esos puentes. En 2019, se prepara en el Vaticano una exposición sobre Andy Warhol. Y sin salir de Madrid, en 2015, la iglesia de los Jerónimos inició el proyecto Postcontemporánea, una sala de exposiciones de arte contemporáneo similar a O_LUMEN. Carballo ve este impulso estrechamente relacionado con el Atrio de los Gentiles iniciado por Benedicto XVI, pues «no se puede separar pensamiento y arte contemporáneos».
En su programación, O_LUMEN acogerá tanto a artistas consagrados como a aquellos emergentes interesados en la espiritualidad o lo social, tengan o no fe. Sus promotores quieren también suscitar interés artístico en niños y jóvenes mediante talleres que los pongan en contacto con los creadores. Por otro lado, se invitará a pintores o escultores con una identidad cristiana y dominica más explícita, y se abrirá el espacio, que no ha perdido su personalidad como iglesia, para celebraciones religiosas. El objetivo es establecer una comunicación bidireccional: «Entre los artistas vemos mucha inquietud espiritual –explica Carballo–. Con las características de nuestro tiempo, sí; pero hay una demanda de sentido, de luz, a la que tenemos que salir al encuentro. Y los creyentes necesitamos contagiarnos de su creatividad para renovar nuestras formas expresivas».